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Santiago vs Pablo Solari - Este domingo se enfrentan los hermanos de Arizona

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Santiago Solari (Defensa y Justicia) dialogó con Diario Olé hablo de su hermano Pablo (River Plate), la familia y de la primera vez que se enfrentarán en el fútbol, argentino.


Santiago Solari no puede evitar sonreír cada vez que habla de su hermano, al que este sábado enfrentará por primera vez en una cancha. Está feliz el delantero de Defensa y Justicia: Pablo, compinche con quien compartía potrero en las calles de tierra de Arizona, está cumpliendo el sueño que ambos tenían cada vez que prendían la tele para ver al club de sus amores o cada vez que nombraban en voz alta a los cracks que la rompían con la Banda cuando ambos eran purretes.
En esas fantasías también aparecía lo que sucederá desde las 16.30 del sábado en el Monumental. “Jugar contra Pablo es un sueño”, admite Santiago, quien estará en el banco de suplentes en la visita de Defensa y Justicia al club del que él también es hincha. Una tarde que será inolvidable para una familia gallina como pocas. Si él es Santiago por el Indiecito, Pablo César por Aimar y hasta uno de sus hermanos -que es médico- se llama Matías Jesús por Almeyda, ¿cómo no sería especial para los Solari esta fin de semana de fútbol en Núñez?
“Que alguna vez nos podíamos enfrentar me lo empecé a imaginar cuando él estaba en Colo Colo. En ese momento existió una posibilidad porque pude haber ido a jugar al fútbol chileno pero finalmente no se dio”, rememora el extremo de 25 años, que al igual que Pablo inició el camino del fútbol siendo muy pequeño, trasladándose a General Pico para jugar en Rumbo a Vélez. “Los dos nos fuimos de chicos del pueblo, extrañamos bastante, pero queríamos ser futbolistas. Allá no tenés las mismas comodidades que en Capital. Aprendimos mucho de mis padres. Mi mamá nos inculcó el estudio, es la directora del colegio y siempre nos exigió en ese sentido”, recuerda Santi sobre esa infancia que disfrutaron a 754 kilómetros de Capital Federal, en un pueblo de poco más de mil habitantes. Si bien no tenían ropa para ir a las prácticas, salían a correr por las calles de los campos además de entrenarse con edad de Infantiles en La Pampa.
Sin embargo el destino los dividió: mientras Pablo fue sumado a las Inferiores de Talleres luego de que no lo aceptaran en River y en Vélez, Santiago inició su camino en el Fortín: vivió en la pensión y compartió categoría 98 con Nico Domínguez y Gianluca Mancuso. Más adelante protagonizó una travesía por el Ascenso para sumarse a Juventud Unida de Gualeguaychú, Atlanta y Gimnasia de Mendoza, donde explotó en el equipo sensación del año pasado de la PN para ganarse las miradas de Defensa. Un club en el que suma 23 partidos: el deseo, obviamente, es que el 24° tenga registro en el césped que toda su vida quiso pisar.